martes, 17 de diciembre de 2013

SALIMOS EN PRENSA: NOTICIA EN EL DIARIO NAVARRA


Una veintena de alumnos del grupo de voluntariado del colegio San Francisco Javier (Jesuitas) de Tudela, con edades entre los 16 y 17 años, colabora con el SAD realizando labores de acompañamiento a los usuarios del servicio. Esta iniciativa se puso en marcha en enero de 2012 fruto de un convenio entre ambas entidades y actualmente los jóvenes, por parejas, están realizado esta labor con una decena de personas. Una vez a la semana, y durante una o dos horas, acuden a sus domicilios "y realizan ese acompañamiento en función de las necesidades que tenga el usuario y lo que les apetezca hacer", según explicó Eneko Larrarte, profesor responsable del grupo de voluntariado de Jesuitas, que cuenta ya con más de 80 voluntarios en ésta y otras actividades como la de colaboración con Pediatría del Hospital, con la asociación Andar, o de apoyo escolar.


"A veces salen a pasear con ellos, les ayudan a hacer la compra, van a tomar un café o están en casa. Además hay un intercambio generacional y de hecho, hay alumnos que repiten porque llegan a tener amistad con los usuarios", dijo, al tiempo que añadió que realizan esta labor con la coordinación de un equipo de profesores del centro.

Larrarte reconoció que este grupo de voluntarios y el compromiso del alumnado con el mismo es una de las cosas "de las que en el colegio nos sentimos un poco más orgullosos". Dijo que hay tres "patas" en la formación del alumno: la académica, la humana y un área de desarrollo social de cara a que se involucren, como miembros de la sociedad, "con problemáticas que pueda haber cercanas".

Una amiga más

Entre los alumnos que acompañan a usuarios del SAD están Irene Martínez Moreno y María Lorza Burgaleta, ambas de 17 años. Acuden juntas todos los viernes a casa de una tudelana de avanzada edad que, según dijeron "se ha convertido casi en una persona más de nuestra familia, porque le hemos cogido un montón de cariño". "Es como una amiga más", señaló Irene, al tiempo que reconoció que "aunque es una persona mayor tiene una forma de pensar muy abierta y le encanta que le contemos nuestras cosas".

Suelen estar con ella una hora y media. "Si hace frío nos quedamos en casa, y si le apetece salir a veces la acompañamos al banco, hacemos los recados con ella o nos vamos a merendar por ahí", indicó María.

Mario González Zuazu, de 16 años, es otro de los alumnos que, junto a su compañera de clase Laura Cornago, participa en esta iniciativa. "Vamos los viernes a casa de una señora de 87 años que es muy maja. Ella está sola y cuando vamos no lo está. Estamos un rato con ella y no salimos del domicilio porque tiene problemas de movilidad, pero hablamos, nos reímos, y estamos a gusto. Es más moderna que muchos de nosotros. Tiene un libro electrónico y me quedo alucinado. Esta actividad me aporta satisfacción. Cuando acabo pienso que he hecho algo bueno. Merece la pena", comentó Mario González.